Emprender (con motor) es bonito

Por skype, los gurús que saben de lo que saben me preguntan qué tal estos cuatro años como entrepreneur [sic]. Yo les digo que me he sacado por libre el grado en Emprendimiento que es Bonito. Sonríen la ocurrencia, pero no se desvían de su discurso, autodenominado potente:

• Te felicitamos por estos cuatro años. A partir de ahora, es imprescindible que confecciones tu propia línea de papelería.
• Lo que tienes que hacer con urgencia es una newsletter que incentive la venta en caliente, promueva mensajes motivacionales, siempre alineados con tu tono corporativo.
• Llegados a este punto de madurez, es el momento de dar un paso de calidad en tu negocio. Y la mejor manera es convirtiéndote en youtuber.

Claro, los gurús no saben que yo este año quiero regirme por el Principio del Ganduleo, que me gustaría reivindicar el no dar ni chapa como actitud vital. Les sonrío, asiento, hago como que tomo notas mientras escribo Pa ti pa siempreee. Entonces les participo que todo suena maravilloso, que trataré de acomodar esas innovaciones a mis tareas propias de papelera, pero que, lo que lo peta en emprendimiento, ya lo he hecho. Esta semana.

• ¿Y de qué se trata?, achinan escépticamente los ojos.

Pues de poner un motor a tu persiana. Después de cuatro años haciendo halterofilia, tras lesionarme el hombro, y gastarme la extra que no tengo en fisios,

• El relato-queja no vende.

un señor instaló un motor en la persiana de la tiendita. Con un mando automático, click, se eleva. Con el mismo mando, click, se posa. Es la Nadia Comaneci de los automatismos. Y si en cuatro años he emprendido a mano, ahora a máquina va a estar chupao.

• [Silencio valorativo]
• También he pensado escribir varias servilletas monográficas sobre el motor.
• [Carraspeo]
• Y un concurso por Instagram de a ver quién sale más rápido de Atentamente mientras la persiana baja.
• [Y aquí, se corta la llamada por skype]