Pedidos

Un pedido. ¡Otro! ¡Y otro más!

Ya lo anunció L., nuestro mensajero de confianza: «No os preocupéis, chicas: a partir de navidad, esto va a ser un no parar.» Yo sonreía con el culo apretao mientras la empleada del año le jaleaba: «¡Lo vamos a petar, L. Llévate otra galleta pal camino!»

Ay, papelera de poca fe. La primera navidad online ha sido buenísima, hemos atendido pedidos que no eran:

• ni de familia,
• ni de amigos,
• ni de clientas defensoras de la causa atenta.

Han llegado pedidos de lugares remotos —¿cómo nos pueden conocer en San Carles de la Rápita, Oyón, Fuentes Nuevas, ¡en Martos!?—; nos buscan desde ciudades grandes que tienen Cibeles, que tienen Parques Güell, ¡playas de la Zurriola!; sorellina da mucha guerra mientras bimba duerme a pierna suelta. Entonces, ¿tenemos que sacar a L. en procesión por obrar el milagro? Pues no. Todo esto es porque Google es nuestro amigo, SEO nuestro aliado, y Visualit nuestra empresa de marketing de mucho molar.

A ellos acudí para el diseño y desarrollo de la tienda online, y me dijeron que guay, pero que de nada serviría el esfuerzo si no iba acompañado de eficaces campañas de marketing digital. Yo sonreía y apretaba por skype: osea, ¿que tengo que invertir otro pastizal en keywords, branding, banners para que google me indexe bien? ¿No sería mejor gastárselo en un buen diccionario?

Pues lo cierto es que funciona. Desde que le han contado a google que somos una papelería bonita, con productos especiales, envíos rápidos, seguros y delicados, los pedidos son más y más frecuentes. Pero además de google está la empleada del año, que tiene la web como una patena, envuelve los envíos en seda y té, y se camela a L. con galletas para que trate bien nuestras cajitas. Y está la nueva corriente atenta, una onda expansiva que extiende lo atento hasta Martos y más allá.

Así que, papelera: confía, afloja, y sonríe porque, pum, llegan clientes, y, clink, pedidos.